Varios salones del hotel Sheraton Presidente, en San Salvador, fueron escenarios en donde la comunidad estadounidense en El Salvador, la embajadora de los Estados Unidos y diferentes figuras políticas como el fiscal general de la República, diputados, el canciller, el ministro de Defensa y otros, esperaban los resultados de las elecciones presidenciales de Estados Unidos en las cuales a esa hora no se veía un ganador claro entre el magnate Donald Trump y la secretaria de Estado, Hillary Clinton.

Un hombre con una máscara de Trump junto a una mujer con otra de Hillary participaban en una simulación electoral, en la cual al final resultaba triunfante Clinton.

Pero la realidad era distinta o al menos incierta. La embajadora de los Estados Unidos, Jean Manes, aseguró que deben conocer que el mundo ha cambiado, que la participación ciudadana es cada vez más relevante y exigente. “El deseo de la rendición de cuentas no es exclusivo de los Estados Unidos”, les decía.

Manes también ve necesario que los países del Triángulo Norte siempre necesitarán convencer al nuevo gobierno de que es importante el apoyo estadounidense en la región, que recibe cooperación en el plan Alianza para la Prosperidad.

Johnny Wright, un diputado que vivió en los Estados Unidos, estaba entre el público, como muchos otros, criticó que haya sido una campaña de “ataques personales” carente de temas importantes. “La gente más está votando en contra que a favor de algo”, dijo. Él cree que “a mucha gente le indigna” la continuidad del stablishment político porque en muchos casos no le han resuelto sus problemas. “Es palpable el nerviosismo, la incertidumbre. Hay que depositar las confianzas en las instituciones americanas, a pesar que es un populista, en el fondo la institucionalidad no permitirá que ese proyecto político se vuelva régimen donde grupos se impongan sobre el resto de la sociedad”, respondió a la pregunta qué es lo peor que podría pasar si gana Trump.

Según Roberto Rubio, Trump es “un Chávez norteamericano” y ha logrado “arrancar y jugar con sentimientos profundos” de su país ante una candidata que no tiene un arrastre tan grande. Él cree que su triunfo afectaría porque tiene un discurso antimigrante y El Salvador tiene salvadoreños con estatus temporal migratorio. “Es grave”, dijo.

 

¿Por qué un “outsider”?

A algunos Trump les parece un producto de la urgencia de los cambios. Para el presidente de la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP), Luis Cardenal, “la gente está cansada de la política”. “Es un fenómeno que se está dando en toda América Latina, donde la gente ya desconfía de los políticos”, explicó.

Elena de Alfaro pensó que para Clinton iba a ser “súper fácil ganar”. Pero cree que Trump es “producto de personas que quieren cambios”. Guadalupe Martínez, excomandante del FMLN, no cree que los candidatos sean atípicos sino gente que “ha sido la nación norteamericana en sus élites, económica y política”.

Trump, para Benjamín Cuéllar, es “rabia contenida” de la gente y no duda en decir que es “lo que quiere la gente en Estados Unidos” porque “lo que ofrecieron esperanza, cambio, fueron un fraude, por decirlo elegantemente”. “Es rabia contenida, gente que está frustrada, la vida la ha tratado mal, no le queda más que creerse el discurso barato de un tipo como ese”, señaló.

Cuéllar señala que, aunque Trump perdiera por dos puntos gana. ¿Por qué? “Esté pasando en la cuna de la democracia, el país de las libertades, es porque lo que viene va a ser peor”, respondía, ante el ambiente de nerviosismo.

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